Hace aproximadamente un año, la vida de cerca de 4.000 familias en Muisne cambió radicalmente con el colapso del puente que conecta a las comunidades de Abdón Calderón, Galera, Quingue y Cabo de San Francisco. Desde entonces, han enfrentado una serie de desafíos que han empeorado su situación día a día.
Pérdidas y dificultades
Producto de las intensas lluvias y el desbordamiento de varios ríos, las familias quedaron incomunicadas y perdieron sus cultivos y animales. El mal estado de la vía y los deslizamientos de tierra han impedido que los agricultores retomen su actividad, sumiéndolos en una grave crisis económica.
Clamor por ayuda
En un dramático testimonio, los habitantes de Muisne expresaron su sufrimiento y desesperación ante la falta de atención ante el colapso del puente. Han pasado un año sin soluciones concretas, y el llamado a las autoridades locales y nacionales es urgente. La comunidad ruega por la atención del Ministerio de Obras Públicas y otras entidades competentes.
Condiciones precarias
La situación es desesperada. Las familias han improvisado un paso lleno de peligros para movilizarse, exponiéndose a accidentes. Muchos han perdido todo en las inundaciones y ahora viven en condiciones precarias, con tablas improvisadas como única protección.
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Esperanza en la prefecta
Ante la presencia de la prefecta Roberta Zambrano, las familias expresaron su gratitud por ser escuchadas. Esperan que ella sea el puente para que sus demandas sean atendidas por las autoridades competentes y se les brinde la ayuda que tanto necesitan.