Desde el movimiento telúrico del 26 de marzo de 2022, que afectó a 8.709 personas, tres familias viven en condiciones precarias en la Escuela Guillermina Díaz de Plaza. Desplazados del terremoto, que no han recibido la ayuda adecuada por parte de las autoridades.
El terremoto de magnitud 5.2 ocurrido el 26 de marzo de 2022 dejó a muchas familias en situación de vulnerabilidad en Ecuador. Tres de estas familias encontraron refugio en la Escuela Guillermina Díaz de Plaza, ubicada en el barrio Lindo. Sin embargo, a más de dos años del desastre, estas familias siguen viviendo en condiciones lamentables, sin la intervención efectiva de las autoridades locales y nacionales.
Condiciones de Vida Precarias
A pesar de que la escuela ha funcionado como albergue desde 2016, las condiciones actuales son extremadamente difíciles. Según una de las damnificadas, no han recibido ninguna visita o apoyo tangible de las autoridades para mejorar su situación. “Estamos aquí desde el 26 de marzo de 2022. Hasta el momento ninguna autoridad se ha acercado”, expresó con frustración.
La falta de acceso a servicios básicos como baños y la imposibilidad de obtener materiales de construcción debido a la falta de títulos de propiedad agravan su situación. Estas familias claman por ayuda urgente para mejorar sus condiciones de vida, especialmente para asegurar un futuro más digno para sus hijos.
Tensión con las Autoridades
La tensión se intensificó recientemente cuando presuntos militares irrumpieron en el albergue durante la noche, exigiendo que las familias abandonaran el lugar. Este acto arbitrario aumentó la angustia de los afectados, quienes relataron que los militares cuestionaron la legalidad de su estancia en la escuela y sugirieron que el lugar estaba siendo utilizado para actividades ilícitas.
Lea también: Bomberos Marchan por Retrasos en Fondos de Recaudación Especial
Las familias desplazadas continúan pidiendo la intervención urgente de las autoridades. Su principal demanda es que se les proporcione los materiales necesarios para construir viviendas en sus propios terrenos, a pesar de no contar con títulos de propiedad. “Queremos salir lo más pronto posible de aquí”, señalaron, subrayando la desesperación y el deseo de mejorar su situación actual.